Ir al contenido principal

Un deseo

A veces desearía ser invisible; otras, formar parte de ese vestido amarillo que cubre la tierra del campo, contrastando con el triste gris de este cielo inglés que no me deja ver el sol.
Ahora lo pienso y me resulta curioso: un extremo u otro; pues me encuentro en ese incómodo intermedio de ser visiblemente distinto.
Aquellas flores son como modelos hermosas, con sus pétalos perfectamente dibujados y sus tallos altos y esbeltos. Y yo, un solitario diente de león, un pequeño copo de nieve que no se deshace en primavera. Un deseo, eso es lo que soy. Un anhelo imposible, un sueño de los que no se recuerdan al despertar.
En conjunto, somos una fotografía congelada en el tiempo, un cuadro de esos que se exponen en los museos, que la gente mira sin ver, en realidad, más allá de las extrañas pinceladas.
De repente, una mano me separa de mis raíces, paraliza mis pensamientos. ¿Qué ocurre?
Oh, una niña. Más bien, una joven. Detrás de ella aguarda un chico algo mayor que ella.
-Cuando era pequeña... -qué voz más dulce- y deseaba algo de todo corazón, acudía al campo más cercano en busca de una flor como esta. -Flor, me ha llamado flor, ¿de verdad cree eso de mí?- Entonces cerraba los ojos, pensaba intensamente en mi interior sobre ello, y soplaba. -Se obedeció, llevando al presente un recuerdo de hace años.
Un deseo, eso es lo que soy. Una ilusión confesada en un suspiro, un secreto compartido con la incertidumbre del qué pasará después.
La joven sonríe.
Y pienso. Aún puedo hacerlo. Un deseo, eso es lo que soy. Aunque, esta vez, me siento diferente.

Comentarios

María (LadyLuna) ha dicho que…
¡Hola!
Esta vez he demorado demasiado, lo siento. Intentaré que no vuelva a ocurrir y pasaré por vuestros rincones más a menudo.
Para este relato me he inspirado en una fotografía que hice el fin de semana pasado cuando fui a Oxford a ver a David. Es la que acompaña el escrito.
¡Espero que os guste y que os vaya todo genial!
¡Un abrazo!
Anónimo ha dicho que…
Muchos de nosotros vivimos en deseos, pero eso, es lo que nos convierte en seres especiales. No para el mundo, no para el labor, sino para nuestra mente, que querramos o no, es un universo entero. Un Saludo muy grande!!
Xevi CG ha dicho que…
Inspirador, como siempre!

A veces, lo que llamamos "realidad" se empeña en hacernos creer que eso es lo que hay, que por mucho que sueñes o desees algo mejor, la "realidad" será igual. Quizá sea cierto, pero yo estoy convencido que pensar, creer y sentir nuestros sueños y deseos nos ayuda a "crearlos".

La dificultad radica en que hay que soñar y sentir nuestros deseos con todos los sentidos y con una fe absoluta, de forma constante,llenos de amor y sin miedos. Estos últimos son los que nos alejan de cualquier cosa que deseemos.

Yo aún soy aprendiz, pero voy paso a paso, practicando con ilusión.

Un día más, te doy gracias por seguir compartiendo con nosotros relatos inspiradores :)

Un abrazo mimoso!^^
Mr. Potato With Mostaza ha dicho que…
Cómo no, una entrada que da gusto leer e imaginar. Sería genial poder sentirse como ese diente de león de vez en cuando, pero sin abusar claro xP
Un besote guapa :)
TORO SALVAJE ha dicho que…
La ausencia de ilusiones y deseos es la muerte en vida.
No dejes que te ocurra jamás.

Besos.
Sese ha dicho que…
Qué bonito ser portador de buenos deseos, ser motivo de ellos, participar de los mismos.

Precioso relato.


Besos
José Antonio Tovar ha dicho que…
Los deseos los y amores, poseen futuros inciertos... uno nunca sabe cuando se cumplen sino hasta tenerlos. Saludos cordiales.
Carlos Gamissans ha dicho que…
Me gustan mucho tus metáforas y tu prosa poética. Como siempre, un placer leerte.

¡Saludos!
JUAN PAN GARCÍA ha dicho que…
Pura poesía. El diente de león personificado en tus letras,derramando sentimientos y anhelos, soñando con otros mundos.

La foto está muy bien conseguida: mitad tierra y mitad cielo, un primer plano de la flor que nos habla seguido del verde prado.Como bien dices, está muy bien para ser enmarcada y presidir un rinconcito en tu casa. Un beso,princesa.Me alegro de leerte de nuevo.
María (LadyLuna) ha dicho que…
¡Muchas gracias a todos por vuestros comentarios!
Rosalía ha dicho que…
Hola LadyLuna, me alegro de ver que sigues escribiendo incansablemente el blog y regalándonos tus palabras. Felicidades, eres una gran escritora. Yo llevo ya bastante sin escribir, tal vez algún día retome y corriga mis textos. Por ahora estoy más implicada en el mundo de twitter y te recomendaré con mucho gusto allí para que te conozca aun más gente. Un abrazo de una seguidora madrileña.

Entradas populares de este blog

Demetrio, un sapito agradable

¡Hola! Hoy os voy a contar una historia bastante curiosa sobre un sapito llamado Demetrio. Demetrio era muy grande, verde y con manchitas más oscuras en su piel. Tenía unos enormes ojos, aunque siempre estaban cansados y los párpados quedaban a mitad de sus pupilas casi. Su boca era grande, muy grande, y sus patas, cuando se estiraba, larguísimas. Había salido a pasear por el parque cuando un niño pequeño le vio. Entonces, corrió hacia él, alejándose de su padre, para darle un beso fugaz y volver a los brazos de quien había abandonado por un instante. Sus mejillas se hicieron redonditas. Os estaréis preguntando ¿No se puso colorado? Pues no; le crecieron las mejillas. Sí. Cosas de sapos. Resulta que esa mañana yo también había salido a dar una vuelta por el mismo sitio que él, y me lo encontré echado en un banco, suspirando. Se me ocurrió pensar que igual se sentía triste, así que le saludé. -Hola señor sapo. -Hola señora humana. -Puede llamarme Toñi. -Demetrio. -¿Por

La fuente y sus historias

-No puedo describir con palabras las sensaciones que vivo cuando vengo aquí. Los tiempos, la gente, las calles... todo ha cambiado -dijo el anciano, saboreando un aire de nostalgia al respirar profundamente. -¿Por qué sonríes, pues? La Font de Dins, Onda (Castellón) -Esa fuente, la Font de Dins. Las risas, las bromas, todo sigue ahí, con ella. ¿No es fantástico saber que hace ochenta años alguien veía lo mismo que tú ves ahora? Puedes imaginar la historia que quieras; es posible que encierre alguna realidad. -Al hablar, parecía estar en otro mundo, en otra época, en otros ojos, ¡quién sabe dónde! -Por ejemplo... ese trío de ancianos de aquella mesa, que beben y charlan. Dos de ellos son primos y solían jugar a cubrir con sus manos los orificios de la fuente cuando alguien se disponía a beber, de manera que, cuando el sediento ya tenía un pie en la fuente, otro fuera y agachaba la cabeza, el agua salía con tanta fuerza de repente que perdía el equilibrio y caía al agua.

Mi Navidad

Apenas faltaban unas horas para la Noche Buena. Mis vecinos habían insistido en invitarme a las cenas con sus respectivas familias, para celebrarlo, pero yo hacía tiempo que no tenía nada por lo que brindar. Mi familia se había ido reduciendo cada año, pasando de ser veinte personas alrededor de la mesa, a verme completamente sola. Supongo que es normal; una anciana como yo, sin hijos ni nietos. La gente parece feliz, incluso quienes no lo son, lo fingen. Las calles se visten de luces de colores para recordarme que el mundo está de fiesta, que yo no estoy invitada a ella. Es triste. Aquella noche ni siquiera preparé la cena. Echaba de menos la sencillez de la que preparaba mi hermana; en paz descanse su alma. Me acosté, intentando mantener la mente alejada de los villancicos navideños. Al día siguiente me levanté, como siempre. Mientras desayunaba, pensé en el consumismo masivo de estos días festivos. La gente no se planteaba si creía o no en la historia de Jesús, en los Reyes Magos,