Llevaba meses un tanto raro. No me atrevía a preguntarle de qué se trataba por miedo a su llanto, tan desgarrador para mi pobre alma.
Después del accidente habíamos intentado seguir con una vida más o menos normal, pero no lo era, y engañarnos a nosotros mismos tampoco estaba bien. Me encontraba en la cocina, pensando esto, cuando su voz, triste, me habló. Me giré.
-Carmen...
No me gustaba que hiciera eso. Pronunciar mi nombre de esa manera tan desoladora, ya desesperanzada.
-Dime, cariño.
Él tomó aire.
-En los medios siempre andan diciendo lo importante que es la vida sexual en una pareja.
Me extrañé.
-¿A qué viene eso ahora, cielo?
-Yo no puedo satisfacer esa parte de la relación, no puedo hacerte plenamente feliz. Y yo quiero que tú lo seas, pero no puedo, no puedo dártelo todo.
-Diego, mi vida... -me acerqué a él y me agaché, posando mis manos en las ruedas de su silla. -¿Acaso no sabes ya, que tu amor es suficiente?
Comentarios
Aquí vuelvo con otro relato, que asumo como séptima palabra de la lista que empecé hace unas semanas.
Espero que os guste.
¡Un abrazo!
Tienes razón, no hace falta un relato largo para dejar claro que el amor es suficiente, eso puede quedar claro en algo tan sencillo y breve como la última frase del relato =3
<3
En cualquier caso en ocasiones el amor no es suficiente si no hay por parte de las dos partes plena predisposición, aunque hablándolo todo se arregla.
Besos
El relato es muy real ¿Cuánta gente ve su vida truncada por un accidente de tráfico?
Es un tema duro. Me pregunto si el cónyuge inválido sentiría SUFICIENTE amor por ella para comprender y perdonar sus eventuales infidelidades,caso de haberlas, o permitiría egoistamente que se convirtiera en una persona materialmente castrada el resto de su vida? Voila la questión, aimer ou pas aimer. Besitos
Te propongo otra palabra; Ausencia.
¡Feliz semana!